más no morirán para siempre.
Y en su transformación de mañana
darán con más calor,
a la tierra de su muerte,
pasado mañana, brotes de esperanza.
¡Y yo no he muerto!
Si tengo frío, me caliento.
Si tengo miedo, -que no lo tengo-, susurro y pienso,
y para mañana ya me he comido
mi pequeña ración de esperanza.
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