domingo, 25 de marzo de 2012

Sin prejuicios


Ayer era un día normal y corriente, Carmen, Alba y yo estuvimos en El Agujero escuchando musiquita y tomándonos un algo. Fuimos al parque que hay en El Quinto Copón y Medio y después nos fuimos al pasaje del Open para pasar el resto de la noche en el Korea, como de costumbre.
Cuando subimos las escaleras Carmen salió corriendo. A lo lejos pude divisar a Campos, seguidamente al pequeño Yisus, luego a Diego y por último a esa persona cuyo nombre no quiero ni tengo por qué recordar.
Al verla allí, mi primera reacción, y la de Alba, fue quedarnos quietas en plan: esperemos a Carmen. Pero luego miré a Diego y a Yisus y me importó poco lo demás.
Hace un año, no habría corrido nadie hacia ellos, simplemente habríamos quedado como cualquier día y ya está.
Simplemente os hecho de menos... Ayer hablando con Diego, me dí cuenta de lo mucho que ha cambiado la vida de todos y cada uno de nosotros.
Ahora mismo la invitación de Diego de ir a verle a Alemania cuando se valla de Erasmus me provoca unas ganas de seguir adelante enormes. No te puedes imaginar lo mucho que echaba de menos esas declaraciones, o más bien sentencias, en tercera persona de "Diego hoy no bebe" y al final era el que más bebía.
Echo de menos las caras de Alex y los gestos de Yisus...
Erais todo lo que necesitaba y erais las ganas que tenía de salir un fin de semana. Llevaba años sin estar a gusto con un grupo, sin sentirme bien con más gente, pero ustedes erais diferentes.
Ya no se si es la situación que ha cambiado o si somos nosotros quienes lo han hecho.
Simplemente... Os quiero.

sábado, 17 de marzo de 2012

No puede ser


Después de tres años llegué a la conclusión de que había que dejar las cosas estar. Cuando no es por ti es por mí y viceversa, así que llegados a este punto, ¿para qué seguir dando vueltas?
Acordé con mi mente que todo debía acabar, que ya no volvería a recordar tu forma de hablar, de andar, tus gestos, tu sonrisa, pensé que podría dejar de escuchar tu risa por cada rincón.
Después caí en la cuenta de que no puedo pasar de ti. ¿Para qué huir de la realidad?
Aunque duela, no puede ser, no puede haber nada, no puedo borrarte, ni si quiera puedo dejarte a un lado, es inevitable.
¿Qué más puedo hacer ya? ¿Decirte que te quiero? ¿Que te quiero a morir?
Dudo que eso sirva de algo.
Podrías hacer de mi mundo en blanco y negro uno de colores radiantes. Podrías hacer florecer la más hermosa flor con tu mera presencia en uno de los días más fríos de invierno. Podrías conseguir que descubriese el sentido más bonito de esta vida con tan solo venir y hablar conmigo. Pero no puede ser.

lunes, 12 de marzo de 2012

Roto


Anoche, como otras muchas noches ya pasadas, te volví a ver en mi calle. Justo en frente del estanco. Tú salías de tu piso, como otras muchas noches, y me gritaste desde tu acera. Corrías hacia mí con esa mirada serena que es capaz de paralizarlo todo, con tu voz grave y nerviosa.
Hacia la mitad del asfalto pasó el coche, justo en el mismo momento que corrías hacia mí. Sonó un golpe vacío lleno de miedo que me aterrorizó y corrí hacia ti.
Anoche, desesperada, gritaba entre llantos tu nombre, mientras morías en mis brazos, sin que pudiese hacer nada, sin poder evitar lo inevitable.
Anoche, como otras muchas noches, soñé que te perdía por completo, más de lo que ya te tengo. Volvió a reflejar mi subconsciente el miedo que tengo a que te desvanezcas, a que desaparezcas de mi vida, el terror que me provoca el pensar que no te volveré a ver más, que no podré volver a escuchar tu voz enunciando mi nombre, pidiéndome una llamada que siempre te prometo y nunca recibes.
Esta mañana, como otras muchas mañanas ya pasadas, me he despertado y me he vuelto a sentir vacía y sola.
Esta mañana, como otras muchas mañanas, me he vuelto a cuestionar si merece la pena seguir mi camino evitando tu presencia. Hoy he vuelto a sentir que me faltas mucho, que te necesito.
Esta mañana cuando me desperté, recordé lo fácil que puede ser perderte por completo y eso es lo que más me asusta.